Vulnerabilidad, Fortaleza interior.

La batallas las ganan los soldados cansados.

 

Hay días que una se levanta acompañada de recuerdos que le llevan a sus derrotas e inevitablemente conecta con las emociones ancladas que pensaba que estaban ya disueltas.

Memorias traicioneras, bloqueos que te llevan a querer huir hacia delante aunque
apenas te muevas.

Sentarse en el pasado para conectar con los momentos en los que me he sentido vulnerable y también para recordar que las batallas las ganan los soldados cansados, maestros de la fortaleza interior.
Cómo dice una compañera, si te caes, te levantas, te sacudes el polvo y sigues hacia delante.
Porque el baile del equilibrio para ser feliz consiste en superar las derrotas y levantarse después.

El tiempo no cura las heridas pero ayuda a relativizar el dolor y lo aparta del foco de atención.
Siempre digo que bucear en el sufrimiento de uno mismo es una escuela de aprendizaje de tu propia fortaleza. No se trata de huir sino más bien de abrazar ese estado incómodo para ampliar un dominio de la vida que nos encuentra muchas veces cuando menos te lo esperas.

Y seguir con el proyecto de vida para alcanzar tus sueños, esos que te hacen sacan tu mejor sonrisa, rodearte de la gente que te quiere bien y vivir con pasión el papel principal de tu historia personal.
Sabiendo en quien te quieres convertir y no dejar que nadie la escriba…

más que tu misma.

Pequeñas dosis de una misma.

Mónica

 
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