¿Y si empezamos a percibir lo que nos rodea?

 

¿Y si empezamos a percibir lo que nos rodea?

Somos seres sociales en un mundo cada vez más globalizado, donde la pertenencia a diferentes grupos es garantía de supervivencia. Formamos parte de grupos familiares, de amigos, de compañeros de trabajo,… estando siempre en constante interrelación. 

A veces las relaciones fluyen y los sistemas se comportan de manera natural creando sintonía y enriquecimiento para cada uno de sus miembros. Nos movemos fundamentalmente en una realidad consensuada sobre qué es lo que está ocurriendo y sobre lo que tiene que ocurrir. Estamos en el nivel de la observación de los hechos, las conductas predecibles, los roles asignados, los resultados esperados… en definitiva, en una realidad donde dejamos poco espacio para la incertidumbre y la sorpresa, ya que todo es visible previo acuerdo de todos los miembros del sistema.

¿Qué ocurre cuando las cosas no van por el camino según lo consensuado? 

Porque no todo se manifiesta abiertamente y algunos aspectos inherentes al ser humano pertenecientes a su área privada no siempre ocupan su lugar en la realidad consensuada por el sistema.

Hablamos de los deseos, los miedos, las proyecciones, las expectativas, las envidias, en definitiva de una parte de la experiencia interior de todos y cada uno de los miembros que no se expone abiertamente ni encuentra su lugar en el consenso.

A esta parcela que integra todos estos aspectos no visibles pero presentes se le llama zona de sueño y se encarga de completar los aspectos que faltan en la realidad consensuada

En las organizaciones se ve muy claro la zona de sueño en los corrillos de las máquinas de café, en los pasillos… donde esas conversaciones que se tienen y de las que nadie dice formar parte, desvelan los entresijos más ocultos y con más interés por su alto gradiente de emocionalidad.

Por tanto, lo que realmente ocurre son dos realidades simultáneamente, una visible y otra que no lo es tanto a la observación racional, que de manera conjunta forman la realidad esencial que determina la esencia de las relaciones.

Se hace necesario sacar a la luz lo que está ocurriendo de manera no-expresada para completar así la realidad esencial del sistema y hacerla visible de manera completa para todos.

Para poder empezar a percibir de esta manera, hemos de dejar de observar la realidad de manera analítica que busca en los hechos objetivos y en los detalles, corroborar lo que pensamos. 

Y entrar en el mundo de la percepción, en lo desconocido a nivel racional, soltar el control, tomar conciencia de las sensaciones corporales, desarrollar la intuición y relajar la mirada para percibir el fondo más que la forma bajando de la mente hacia un espacio más sensorial y emocional, más sensible, más real.. más tú

Completar esas dos realidades que forman parte de un todo y que muestran la realidad que todos anhelamos vivir aunque no lo expresemos de manera explicita, me sigues?



 
Anterior
Anterior

La capacidad para ir profundo

Siguiente
Siguiente

Último día del año…