Días que parecen eternos
Llevo días de retiro personal observándome y deambulo entre estados emocionales diferentes, a veces con una piel muy fina. La vuelta al trabajo casi como en tiempos previos a la pandemia parece que ya está de vuelta pero la que no está de vuelta soy yo. Y eso es lo que observo, que yo no soy la misma ni quiero serlo. Siento que las emociones, fuente dichosa de información, me lo están susurrando a través de la piel.
Me siento, sencillamente, camino con mis emociones aún sin saber descifrar completamente el mensaje. No siempre es inmediato… la mente va más lenta… ni hay prisa.
Los cambios empiezan por dentro para poder luego verse por fuera. A veces son sutiles pero de gran trascendencia. Un sólo momento de firmeza interior sirve para tomar una decisión y provocar el inicio de un proceso de cambio que te acerque más a quien quieres ser de lo que lo llevas tiempo siendo.
Hay días que parecen eternos y me llevan a escribir para quizás, sólo si me lees, puedas sentir por un momento, si respiras profundo, que hay mucho más que sentir si paras a observar hacia dónde vas o de donde vienes. Al final, se trata de llegar a ti… en días como hoy.. que parecen eternos cuando amaneces antes de que salga el sol.
A veces, la vida nos sorprende con esos días en los que todo parece ir al revés. Tal vez hoy te has levantado con la sensación de que el mundo te pesa más de lo normal, como si esa lluvia que cae fuera se hubiese instalado también dentro de ti. Yo los llamo "días de perros". Pero, ¿sabes qué? Esos días también tienen un propósito, una lección que enseñarnos.